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Material visual recopilado durante la investigación etnográfica desde el mes de mayo hasta el mes de julio de 2010.
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¿El Muelle Prat no era más grande? ¿Qué pasó aquí? ¿Porqué un lugar turístico e histórico tan importante de Valparaíso está en tan malas condiciones? ¿No es peligroso que esté así? ¿Quién es el responsable de que no haya hecho nada aún? ¿Qué tanto les afecta esto a los trabajadores del lugar? ¿Se ha vuelto común ver a tan poca gente en este sector que antier fue tan concurrido? ¿No se supone que Valparaíso se destaca por su cultura porteña y que el muelle es uno de sus representantes? ¿No pertenece el muelle al Casco Histórico de Valparaíso? ¿Y el Municipio, porqué no se hace cargo?...
Cada vez que queremos pasear por Valparaíso es imposible no llegar al Muelle Prat, de una u otra forma siempre terminamos pasando por aquí y, de no ser así, nos lamentamos todo el viaje de regreso. Las lanchas son más que simples "botes", son un sinónimo de Valparaíso, nos llaman a verlas y a disfrutar de aquello que nos entregan. El muelle y todo lo que le rodea es parte de la Joya del Pacífico, un lugar que nos transmite historia, costumbres y por sobretodo acogida a sentirnos partes de la cultura porteña, aunque sea por un solo momento. Con esta etnografía pretendemos acercarnos a este lugar de tal forma de conocerlo desde adentro, percibir el punto de vista de aquellos que hacen historia y compartir su mundo de manera participante.

En la sociedad actual todo lo que nos rodea está cambiando constantemente: el celular que hoy es de última generación en menos de un mes estará obsoleto, el computador último modelo en poco tiempo será chatarra, en la actualidad es posible crear células madre artificialmente... Y así, sucede lo mismo con la mayor parte de las cosas. Nuestro mundo corre a gran velocidad en pro de conseguir grandes progresos para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, pero si dejamos que este proceso invada todos los ámbitos de nuestras realidad podemos llegar a perder nuestra identidad. El conservar las tradiciones se ha vuelto más difícil que antier, ya que el deseo inagotable de avance destruye todo lo que no coopere con sus intereses. Hace tres décadas era normal celebrar navidad en familia conmemorando el nacimiento de Jesús y la unión familiar, olvidándose en cierta medida de los regalos y enfatizando el sentimiento de amor que se generaba. Hoy en día, navidad equivale a consumismo y la mayoría de los niños no asocia esta fecha con unión y amor, sino que con regalos. Aquí podemos evidenciar que el rápido ritmo de la vida actual deja poco espacio a conservar tradiciones: las va desmoronando de a poco y las sustituye por tecnología y dinero.
lancheros no tiene límites: Dios nunca cierra una puerta sin abrir una ventana, por lo que buscaron y buscaron la "ventana" y dieron con una gran solución. Gracias al asesoramiento del señor Milos Miskovik, director del Departamento de Desarrollo Turístico y al apoyo de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso, han podido acceder al Proyecto "Puerto Viejo", con el cual se reconocería como Patrimonio Intangible
de la Humanidad a las lanchas, no pudiendo la EPV moverles de su actual localización. Esto ha sido un gran paso para los lancheros, lo que demuestra que el que persevera alcanza. Por el momento los lancheros han ganado una batalla a favor de la cultura porteña, comprobando que la modernización y la sed de dinero no son justificaciones demasiado fuertes como para derribar una tradición. 

-"¡Se va la lancha!"- fue una de las primeras frases que escuchamos al momento de llegar al Muelle Prat. Muchas personas a cargo de lanchas se disponían a llamar la atención del poco público que temeroso, y a la vez curioso, llegaba al sector, invitado a observar la tradición que ha perdurado en el lugar por varias generaciones. La gran familia que conforman las personas que aquí trabajan luchan día a día por conseguir un sustento económico para sus hogares. Cada integrante disfruta del ameno ambiente que allí reina, o mejor dicho reinaba... En esta ocasión, apenas llegamos al sitio notamos cierto aire de desolación: el terremoto del pasado 27 de febrero había dejado su huella no solo el muelle, sino que también en el corazón de los porteños. Esto mismo se convirtió en una de las razones que nos motivó a elegirlo como punto de investigación, ya que queríamos saber el porqué de esto, llegar al fondo de la situación y sacar a la luz aquello que a nuestros ojos se oculta, además de poder conocer más acerca de la historia que se esconde en uno de los sectores patrimoniales, culturales y turístico más importante de Valparaíso.
Podemos concluir que la lucha que se da en el muelle está lejos de acabar y que, aunque los lancheros estén en desventaja ante la EPV, estos no se rendirán tan fácilmente, pues buscarán todos los medios para conservar el Muelle Prat como su lugar de pertenencia y hogar por mucho más tiempo, conservándose así parte de la tradición y cultura porteña más llamativa de la Joya del Pacífico.
El pasado 27 de febrero miles de personas despertaron alrededor de las 3.30 de la madrugada a causa de un fuerte remezón que recorrió desde la IV Región de Coquimbo hasta la X Región de Los Lagos. El movimiento telúrico registró en Valparaíso una magnitud de VIII grados en la escala de Mercalli (escala que mide los efectos del terremoto), lo que significa que fue un movimiento de características destructivas. En la Quinta Región fueron muchas las localidades que se vieron afectadas con severos daños en edificios y parajes patrimoniales, además de los sectores residenciales.

Todos los integrantes de la gran familia que es el Muelle Prat h
acen que éste sea un lugar antropológico, pues éste se crea cuando existe la conciencia de que es propio (Augé, 1992), o sea, cuando del compartir experiencias, una historia en común e interacciones constantes nace el sentimiento de pertenencia y la necesidad de permanencia a lo que ahora es su hogar y no sólo un lugar más.
Ubicado frente a la Plaza Sotomayor, el Muelle Prat constituye uno de los ejes turísticos de Valparaíso por su tan conocida feria artesanal, el llamativo restaurant Bote Salvavidas y las hermosas lanchas turísticas que nos permiten tener una panorámica de la Ciudad desde el mar.
Sin embargo, no siempre fue un área turística. En sus comienzos, el muelle era utilizado con fines de traslado de personal y enseres desde las grandes embarcaciones del Puerto hasta la costa. Con el tiempo ha sido testigo de cambios político, terremoto y catástrofe, entre otros acontecimientos que han acaecido en el gran Valparaíso, pero siempre se ha mantenido intacto y ha continuado observando lo que ocurre a su alrededor. No obstante, en el muelle, como en todas partes, hay oculta una realidad que escapa a la vista del mundo y que posee mucha historia, con la que se ha ido forjando hasta ser lo que hoy conocemos.
