Muelle Prat y el Terremoto del 27 de Febrero de 2010

El pasado 27 de febrero miles de personas despertaron alrededor de las 3.30 de la madrugada a causa de un fuerte remezón que recorrió desde la IV Región de Coquimbo hasta la X Región de Los Lagos. El movimiento telúrico registró en Valparaíso una magnitud de VIII grados en la escala de Mercalli (escala que mide los efectos del terremoto), lo que significa que fue un movimiento de características destructivas. En la Quinta Región fueron muchas las localidades que se vieron afectadas con severos daños en edificios y parajes patrimoniales, además de los sectores residenciales.

Imágenes UCV Televisión, Muelle Prat con serios daños. [Click aquí]






El Muelle Prat fue uno de los tantos que se vio perjudicado en Valparaíso. La infraestructura de éste quedó con fuertes secuelas que no sólo estropean la fachada sino que además afectan las actividades de los trabajadores del lugar. El muelle es uno de los sectores declarados Patrimonio de la Humanidad, por lo que tanto el Estado como la Empresa Portuaria Valparaíso deben hacerse cargo de cambiar la situación actual. Sin embargo, para mala suerte de los trabajadores, con el cambio de mando de la nación no es posible dar una rápida solución al asunto, no hasta que el dicho cambio se haya transmitido al consejo que rige la empresa. Según palabras del presidente del Sindicato de Interempresa Nacional de los Trabajadores de Lanchas del Muelle Prat, don Carlos Lemus, la empresa acudiría al sector alrededor del mes de septiembre para analizar el escenario y, luego de eso, tomar una decisión. Hasta entonces la apariencia del muelle no cambiará.

Como es posible apreciar, las condiciones en que se encuentra el muelle no causa incoveniente alguno para la empresa, pero sí para los trabajadores, los que ven como los pasa a llevar una entidad de mayor poder y ni el Estado hace algo. En estos momentos el muelle continúa en pésimas condiciones, el terremoto redujo el espacio físico y aumentó la inseguridad de los que ahí trabajan y de todos aquellos que visitamos el sector, aminorando las visitas turísticas y, con ello, los ingresos de las personas que se ganan la vida en dicho lugar.